domingo, 4 de abril de 2010

La Pasión que nos une

En el sepulcro ya no hay nada, y eso significa que la Semana Santa ha pasado, hace no mucho entraba el Resucitado de nuevo y con ello se ponía fin a algo más de siete días que en una palabra (o en dos como dirían algunos) se puede decir que han sido impresionantes. Yo aquí me pregunto si esta Semana Santa ha sido la mejor de mi corta existencia cofrade, pero mejor que no lo haga, porque para mí cada año es un mundo, cada semana de Pasión es diferente a las demás, es algo nuevo que me da la impresión que nunca antes ha ocurrido, es más, yo no tenía ni idea que ese crucificado que bajabamos de la cruz el otro día iba a hacer una cosa que han llamado "Resurrección". Por tanto, y fuera de bromas, como bien se ha dicho por ahí en sitios conocidos, la vida son siete días, porque todo lo malo que pueda haber se torna en nada porque desaparece.



Por tanto, esto ha acabado, y podemos decir teniendo en la cabeza cierta marcha, ¡Ahí queó!, porque lo vivido estos días en los que hemos sido peregrinos de fe en nuestra Jerusalen salmantina no nos lo quita nadie (lo sentimos señores laicistas o cómo ustedes se llamen, va a ser que no!!). Han sido días que escapan a toda expresión humana pues para mí en nuestro noble castellano no existen palabras, ni siquiera una, para describir lo que es la Semana Santa; han sido días en los que ha habido de todo, nunca mejor dicho, y aquí podemos, por decir algo, hablar del tiempo, pues hemos tenido lluvia (de debil a moderada, chubascos dispersos), ha hecho frio, mucho frio, hemos tenido momentos de menos frio, etc porque vaya bobada mentar aquí el tiempo que ha hecho, total, qué más da ya si ha pasado; en fin, que por ahora los locos cofrades dejaremos de mirar con tanta frecuencia las wess del tiempo, ya sean unos u otras, españolas o americanas, pues al fin y al cabo mienten más que la Gaceta.

Pero hablar del tiempo, es solo traer aquí la parte menos divina de esta santa Semana. Ha habido cosas mucho más importantes. Ahora toca hacer balance (y no precisamente contable), y para ello tengo que hablar en plural porque sino nada tendría sentido: sin duda alguna, puedo decir que hemos ganado el premio final, pues qué salmantinos han visto desde que han salido hasta que han entrado a la mayoría de las procesiones de Semana Santa, qué locos han hecho eso, pues sí, nosotros sí, por tanto, hemos ganado, tanto en la clasificación general, como en la de juventud (aunque hay gente nueva que entra en esto y tira fuerte), como en la de montaña (esto va por las cuestas que tenemos en Salamanca tierra mía), como en la regularidad, y por supuesto que no falte, en la de por equipos (aunque seamos solo dos, en el fondo tenemos la ilusión de miles).
Pensándolo, no creo que nadie haya hecho tal temeridad en esta Semana Santa, no creo que nadie más haya llegado a tanto como nosotros, pero hay que decir que ha merecido la pena, ya sea del dolor de piés, espalda o rodillas, el frio, el cansancio, el hambre... todo ello no ha sido nada comprarado con el premio de haber vivido una Semana Santa, que no es una más.

Momentos, personajes, marchas, pasos, olores... de todo ha habido en abundancia, y me alargaría demasiado hablando de cada uno de ellos, ni siquiera me atrevo a dar un momento que resalte sobre todos los demás porque no podría. Ni tampoco tendría palabras para describirlos, pues una mirada dice más que cualquier palabra y de eso también ha habido.
Personajes, los de siempre, pero también nuevos, ha habido primos, hermanos, conocidos y partidarios; detractores y seguidores. Todos ellos hacen que todo sea especial, todos ellos dan un toque especial a la Semana y la hacen única.
Marchas, impresionantes, las que durante todo el año oimos en diferido, durante una semana las oímos en vivo y en directo por nuestras calles y plazas; Cómo olvidar Presentado a Sevilla, A la Gloria!, Reina y Señora, Serva la Bari, Virgen de los Estudiantes, Caminando, La Salve..... no quería poner nombres porque todas me gustan.

En definitiva, hemos vivido lo que tantas veces hemos soñado, lo que tantas veces hemos visto al cerrar los ojos lo hemos vivido de verdad, y todo ello gracias a la ilusión que hemos tenido en estos días, porque la ilusión y la esperanza es el sueño de los despiertos. Cuántas veces hemos soñado levantarnos bruscamente y corriendo a las 4 de la mañana de un viernes Santo para a toda prisa ir a nuestro paticular puente de Triana salmantino; cuántas veces hemos oido a lo lejos o incluso imitado con las llaves el sonido de la Esperanza (aunque esto año no haya sido así, y espero que se soluciones pronto); cuántas veces según íbamos a clase hemos visto ya reflejada la silueta de algún Cristo en la casa de las Conchas, o yendo por algún rincón hemos olido incienso. Cierra los ojos y sueña que esperar todo un año merecerá la pena.


Pues bien, se dice que habrá primeros que serán últimos, y últimos que serán primeros, pues vamos a hacer eso, pues aunque ya hablaba antes de ello, debo decir aquí que lo mejor de todo para mí ha sido mi equipo, porque sin estar en él "na de na" sería lo mismo. Ya sea equipo de cámaras de fotos, que las hemos tenido casi a pares: con miles de fotos y algún que otro video; ya sea equipo de sonrisas o equipo de soñar; equipo de carreras por la ciudad o equipo fundacional de nuevas Agrupaciones Musicales (llamadas a ser dúo). La compañía en Compañía ha estado muy bien, pero también lo ha sido en la gloriosa y siempre esperada Madrugá, en la Catedral, en la Vera Cruz o en la Clerecía; ha estado muy bien la compañía siguiendo pasos como nos dicen algunos, o incluso interpretando marchas cofrades, porque en definitiva la compañía hace maravilloso cada momento.

Ya ha pasado la Semana Santa, porque ha resucitado, pero algunos locos ya queremos volver a verle muerto, que Él nos perdone pero es así, en definitiva, sin resurrección vana sería nuestra vida, porque si no hubiera subido de los infiernos no habría hoy procesiones, no habría nada, no seríamos nada porque Él nos ha unido a todos. Si no hubiera sido levantado sobre el mundo, Dios sabe qué cosas estaríamos haciendo ahora mismo, cosas paganas sin duda alguna (que algunos/muchos aun así siguen haciendo), este sería el paraiso de los laicistas y no habría ilusión en esos ojos que tanto he visto esta Semana Santa. Lo sentimos señores progres y demás camanduleros, Él resucitó y por eso ya no somos de este mundo aunque estemos en él, nosotros somos católicos por la resurrección y eso nunca nos lo podrán quitar porque si el mundo nos odia hay que recordar que antes le odió a Él (y ahora más que nunca que Viva el Papa, verdadero pastor del pueblo de Dios). Ha tenido que salir del sepulcro porque si hoy nos queremos es porque resucitó, alegría hermanos.

Nos quedan recuerdos de todo lo pasado, pero yo diría que algo más que eso, porque esto es algo más que unas vacaciones "de primavera", esto es un sentimiento, una ilusión, la más grande que nadie pueda imaginar. Vienen a mi cabeza, o mejor dicho, a mi corazón, miles de momentos, y hacen que me venga una sonrisa a la cara solo con recordarlos, o incluso alguna que otra lagrimita de emoción porque siete días hacen que todo tenga sentido. La Semana Santa nunca acabará, podrá pasar el cielo y la tierra pero la Semana de Pasión no, porque no debemos olvidar que no es algo que sea nuestro, pues nosotros nos iremos de este mundo, y ella se quedará aquí, pero a nosotros nos toca vivirla y cuidarla en este momento clave de la historia en el que estamos.

2011, Pasión 2011, queda mucho para ella, y no sabemos todo lo que pueda pasar hasta entonces pues en más de un año de todo, pero yo necesito tener esa ilusión, y saber que llegará pronto y que será única, y que durante siete días todo volverá a tener sentido. Ahí Queó! Que así sea!